Se trata de una estrella de neutrones de un tipo particular. Se caracteriza por emitir radiaciones electromagnéticas que, desde la tierra, se reciben como pulsaciones; es decir, se detectan a intervalos regulares. Entonces, la radiación se puede medir en cada caso estableciendo una frecuencia de pulsación, y el período será mayor mientras la velocidad de rotación del púlsar sea menor.
Un púlsar, por su naturaleza, está compuesto por un núcleo de hierro que gira a miles de kilómetros por segundo y no mide más de unos pocos kilómetros de diámetro. Esto le permite crear un campo magnético propio, pero uno que no está centrado en los polos de rotación del mismo.
Los pocos milisegundos en que la tierra detecta radiación se desarrollan cuando el polo magnético apunta a nuestro planeta, para luego seguir girando.