Es un fenómeno por el cual los núcleos de ciertos elementos muy pesados e inestables, como el Uranio, expulsan radiación, que bien puede tratarse de un conjunto de partículas (partícula alpha), la desintegración de un conjunto de partículas (desintegración beta) o la liberación de ondas electromagnéticas (radiación gamma). Este último tipo de radiación se emite en acompañamiento a los otros dos, y es el tipo más penetrante de emisión. En otras palabras, ciertos elementos pueden emitir radiaciones que penetren casi cualquier cuerpo opaco y, por lo tanto, tener distintos niveles de peligro para la vida, desde diferentes tipos de tumores hasta una muerte lenta producida por una exposición alargada. A lo largo de los años, lo que provoca la radiación en elementos pesados e inestables es que liberen partículas subatómicas (protones, electrones y neutrones) hasta que el elemento se transforme en otro más simple y estable. En efecto, dentro de varios siglos, el Uranio es capaz de convertirse en Plomo. Por convención, se diferencia la Radiactividad Natural (que se desarrolla espontáneamente en la naturaleza y es normalmente menos peligrosa) de la Artificial (inducida por el hombre, disparando ciertas partículas a núcleos inestables). La Radiactividad Artificial se utiliza en plantas nucleares para producir energía eléctrica a partir de estas emisiones de radiación.